Fugaces

Con la mano temblorosa abrió la dorada puerta de su jaula.
Abrió paso, y ella alzo vuelo, majestuoso.
Vio sus alas con emociones mezcladas,
Y por un instante deseó que fueran brazos,
Y que en ves de cobijar el viento con plumas
Ataran su espalda sus manos encadenadas.
Como eslabones sus dedos.
Una lucha entre el querer y el desinterés.
Así es el amor, insensato, egoísta.

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