Vivencias, vívidas de la vida.

Hoy me echaron los perros.

Buena manera no de comenzar una entrada, no?
Pues si me coquetearon, echaron los perros, se me insinuaron, me hicieron ojitos... llamenlo como les de la gana. Y he aquí el relato.

Siendo las 7 pm, estando en la casa de abuela Elvia con su hermana y mi mamá, nos golpeo a mi y a mi mamá un súbito deseo de ir al cine. Teníamos tiempo sin ir y ganas de ver el rito -película que recomiendo-, tras un corto período de tiempo hice que los deseos de mi madre por ir al cine se revelaran. A eso de las 7 y 8 estábamos en camino al cine. Hice la cola para las entradas y cuando estaba a punto de llegar dude al ver al grupo de indecisos carajitos -dos chamos y tres chamas- que tenia en frente. Después de un segundo de deliberación intraespiritual decidí pedir la entrada y al coño con los carajitos. Luego a las 7 y 27 mi progenitora y yo nos dimos cuenta de la garrafal cola que había para las chucherías, así que entramos a la sala y de ahí -con buenos asientos ya asegurados- me dirigí a comprar las respectivas cotufas y refrescos.

Estaba ya en la cola y casualidad que me tocaron los mismos carajitos en frente. Después de un rato de estimulación neuronal discreta y sana -buceo- con las carajitas del grupito -muy bellas por cierto- noté una sublime pero intencional mirada de parte de una de las chamas. Esto termino en una inevitable interacción eye-to-eye -cosa que puedo decir, sin mentir y con el corazón en la mano, que es uno de mis fuertes para con las mujeres-. Luego de esos 3 segundos llenos de endorfinas, se puso en acción el complicado aparato brollistico que llevan las mujeres. La del eye-to-eye le susurro algo a la de al lado cuestión que termino en un eye-to-eye triple.

Luego de un rato y con tres personas -tomando el grupo como una persona- pensé que mi papel con los carajitos había terminado, hasta que caí en cuenta de que todavía la tercera muchacha -que al final da el golpe de gracia- no sabía el brollo. Cuando caí en cuenta, solo me dio tiempo de ver como terminaban de susurrarle a la última muchacha lo que sea que le hubieran dicho. Acto seguido esta dijo y cito: "Ojala yo tuviera un novio catire y de ojos azules, pero que se ache".

Zaz Sangrado nasal -pocos me entenderán-

Así que así me echaron los perros. Lastima que yo sea demasiado lento para reaccionar a esas situaciones... y que ahora es que se me viene a ocurrir la respuesta. "Y ojala yo tuviera una novia como tu pero que se ache". Por lo menos ya se que levanto carajitas -así suene machista es algo que me sube un poco la alta pero herida autoestima que tengo-.

Si no les gusto pa que coño lo leyeron. Si les gusto la proxima entrada se va a llamar "El que diga que ser gordo es fácil..."

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